Vamos al parque porque me encanta tu felicidad al llegar allí y tu sonrisa al ver a los amigos. Disfruto al verte jugar y ver cómo cada día aprendes una nueva temeridad en el tobogán.
Pero me cuesta relaccionarme con las otras mamás que ya tienen su grupito, y sobretodo porque me averguenza que me miren cuando llega la hora de irnos y me montas un escándalo terrible de gritos y lágrimas… éso no lo puedo controlar y és siempre el peor momento del día.
Hola!
Creo que los berrinches conforme el niño va creciendo se van haciendo más débiles, te lo digo por experiencia, nosotros si el reloj lo permite solemos abandonar el parque todos a una, quiero decir cuando los amigos de mi niño se van nosotros también lo hacemos.
Las miradas cuando el niño arma un pollo son inevitables, es como si estuvieran esperando a ver como resulves el problema, lo malo es que al sentirte observada sueles actuar de la manera menos apropiada!
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Ay ¡Cuánta razón! A más miradas más torpe me siento…
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¿has probado a chantajearle al oído? Se que no es muy ético..pero suele funcionar jaja. Yo me acero y le digo bajito algo que se que le gusta, por ejemplo: venga cariño, si nos vamos ahora, te dejo bañarte con todos tus dinosaurios. Y funciona. eso si, algo que luego cumplas porque si no, dejará de funcionar.
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Pobre…yo lo de los escándalos lo llevo fatal! No quiero imaginarme una pata,eta de esas….me muero de verguenza
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A mí el tema parques y mamás-papás tampoco me gusta mucho la verdad…. Ánimo!
Feliz día
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yo soy de las que no sociabilizan en lso parques, me dedico a las niñas, que ya suficiente estrés tengo yo de ir con dos a un parque. Y la verdad, tienes razon que las miradas cuando hay pataletas son…desagradables…pero creo que estoy aprendiendo a no verlas 😉 un abrazo
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En el fondo es cuestión de ir poco a poco cogiéndole el truco a la situación ¿no?
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